La oficina de PAPEL ARMADO se implanta en el casco histórico de Tudela, en un local de un inmueble muy deteriorado pendiente de rehabilitar.
Su entrada contrasta con el resto del edificio tanto por el color blanco, como por su composición «exenta» o «superpuesta» que pretende conducir las miradas del viandante al interior del local.
El interior responde a un ejercicio minimalista de diseño donde se funde el contenedor «en blanco» con el mobiliario formalizado por volúmenes claros y rotundos, que bañado por una iluminación apropiada crea una atmósfera adecuada para la concentración en el trabajo a desarrollar.
